ESPAÑA. El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, se ha hecho un hueco en la gestión del coronavirus tras quedarse fuera del sanedrín de ministros que, junto con Pedro Sánchez, forman parte de la «autoridad competente» de la declaración del Estado de Alarma. Desdibujado desde el día 14, cuando tuvo lugar el maratoniano Consejo de Ministros de siete horas de duración, y desaparecido de la foto del martes pasado – en otro Consejo al que «acudió» telemáticamente justo cuando el Gobierno aprobaba el paquete de medidas más sociales- este jueves dio la primera señal de que no quiere un papel de actor secundario.
Para llegar a ese punto tuvo que pelear por una cuota de poder ante su indisimulado disgusto, según apuntan fuentes gubernamentales. Finalmente tuvo su premio de consolación ante un Sánchez omnipresente que va casi a comparecencia diaria y, a ser posible, coincidiendo con la hora de los informativos.
Lo cierto es que cada salida de Iglesias le expone a una pléyade de críticas respecto al hecho de que debería estar en cuarentena una vez que su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha dado positivo en el Covid-19. Pero lo mismo podría decirse del presidente del Gobierno, cuya esposa, Begoña Gómez, también ha sido contagiada, -parece que también su suegro-, y el inquilino de la Moncloa no ha dejado de ejercer y de acudir al despacho un solo día.
La rueda de prensa de Iglesias del pasado jueves junto al ministro de Sanidad, Salvador Illa, fue toda una declaración de principios, y no solo por el fondo de su intervención, sino por el tono, más propio de la tribuna del Parlamento o de un acto de partido, que de una comparecencia gubernamental para explicar que asumirá a coordinación de los servicios sociales en cooperación con las Comunidades Autónomas y ayuntamientos de toda España.
Además, las alusiones que hizo a otros compañeros de Gobierno, si las pretendía laudatorias, sonaron a repartidor de carnés de conciencia social, como si descubriera en ese momento que sus compañeros de Consejo también tienen sentimientos. Así, de la titular de Defensa, Margarita Robles, dijo no imaginar «que una de sus primeras preocupaciones fueran la personas sin hogar. Me emociona y se lo agradezco». Lejos de acusar el golpe, la ministra le dio en privado las gracias, «porque todo lo que sea agradecimiento a las Fuerzas Armadas le parece bien», explican fuentes de su entorno.
Pablo Iglesias ha defendido que la crisis del coronavirus «no sólo es una emergencia sanitaria sino económico-social. Debemos hacer todo o que esté en nuestra mano para crear un escudo […]
Ese mismo día participó en una reunión telemática con los ministros de Trabajo de la Unión junto a la titular de empleo, Yolanda Díaz, y el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Sólo un día después presidió el Consejo Interterritorial de Servicios Sociales y Atención a la Dependencia, pero fue su «número dos», Nacho Álvarez, secretario de Estado de Derechos Sociales, el que compareció junto a la plana mayor de su departamento.
Calviño y Ábalos discrepan sobre la moratoria al alquiler
Y desde esa posición, Iglesias quiere forzar el debate respecto a la asunción de nuevas medidas sociales sobre las que el Gobierno mantiene serias discrepancias incluso entre ministros socialistas. La principal es la moratoria del pago de los alquileres. De nuevo, es la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, la que ha puesto el pie en el freno al recordar que tras los alquileres suele haber un particular, no un banco. En cambio, el titular de Transportes, José Luis Ábalos, ha admitido que «vamos a seguir estudiando como extender estas ventajas» a los inquilinos de viviendas de alquiler.
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Unidas Podemos también quiere una renta social básica para paliar los efectos económicos y sociales del coronavirus, tal y como explicó su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, en el atípico pleno del Congreso el pasado miércoles, donde Sánchez explicó la líneas generales del Estado de Alarma. Echenique además planteó al Gobierno que valorara, «a la mayor brevedad posible», nuevas exenciones a los autónomos. Y lo consiguió, porque al día siguiente se aprobó que éstos podían quedar exentos del pago de su cuota sin necesidad de darse de baja ni de la Seguridad Social ni de Hacienda.
En todo caso, la relación de buena parte de los ministros del PSOE con los de Unidas Podemos, al margen de la sintonía personal entre Sánchez e Iglesias, dista de ser buena. Los socialistas no dudan en acusar a Unidas Podemos «de filtrar los reales-decretos que van al Consejo». Ya ha pasado dos veces, el día 14 y el 17, «algo que nunca, nunca, había ocurrido antes», rechazan fuentes socialistas. Y eso genera recelos internos, sobre todo cuando los textos no son definitivos y, tras pasar por el Consejo, sufren modificaciones.
«Alma republicana, pero sentido de Estado». Así resumen en el PSOE su posición respecto a la Corona para marcar distancias con sus socios de Gobierno, cuyos partidos animaron este miércoles […]
Tampoco les gustó mucho a los socialistas el agitprop de Podemos y de Izquierda Unida animando a la cacerolada contra el Rey coincidiendo con su mensaje a la Nación el pasado miércoles, en el que reclamó unidad en torno a la pandemia del coronavirus. De hecho, el PSOE marcó distancias bajo el argumento de que Podemos e IU «no son partidos muy estructurados» y «nosotros tenemos sentido de Estado».
Es muy reseñable la forma en que Moncloa ha respondido al nuevo protagonismo de Iglesias. Tras su comparecencia del jueves se han ido produciendo otras difíciles de justificar como la de Pedro Duque, Juan Carlos Campo o Teresa Ribera, con el ánimo de hurtarle cuota de pantalla.
Fuente: MSN