Cuando los pasajeros de Puerto Príncipe desembarcan en la terminal de autobuses de Cabo Haitiano, sus rostros reflejan el sufrimiento de un arriesgado trayecto.
El viaje para salir de la asediada capital haitiana implica recorrer caminos peligrosos, tratar de evadir a hombres armados y presenciar episodios de violencia.
“Tardamos varias horas más de lo esperado porque tuvimos que sortear los puestos de control de las bandas y se escuchaban disparos“, declara un pasajero, que prefiere no dar su nombre y está visiblemente conmocionado.
La ya precaria situación de Haití se ha deteriorado rápidamente en las últimas semanas, cuando las pandillas lanzaron ataques coordinados contra instalaciones básicas, provocando la renuncia del primer ministro.
Info – BBC


