Un paciente recuperado luego de sufrir COVID-19 podría seguir luchando contra diversas afecciones de salud en su vida futura a causa del daño provocado por el coronavirus.
Un reporte de Los Angeles Times recopila investigaciones y los temores médicos de que el coronavirus dañe otros órganos vitales, además de los pulmones. Especialmente quienes hayan cursado la enfermedad con complicaciones, podrían presentar efectos secundarios perjudiciales en corazón, hígado, cerebro, el sistema endocrino, riñones y el sistema circulatorio, según dijo a la publicación el doctor Harlan Krumholtz, cardiólogo de la Universidad de Yale.
A decir del especialista, algunos pacientes desarrollan insuficiencia cardiaca o arritmias, que se aúnan a otras condiciones como la inflamación general que se genera en los pacientes graves, y que puede desencadenar derrames cerebrales, infartos y embolias.
Según el LAT, algunos pacientes recuperados de la enfermedad presentan deterioro de la función hepática, de acuerdo con los resultados de un estudio realizado en China. Los efectos a largo plazo del COVID-19 no son fácilmente predecibles porque se trata de un virus nuevo y las primeras víctimas apenas tienen unos tres meses de recuperación. Adicionalmente, el personal médico en el mundo está tan ocupado atendiendo casos de emergencia, que no cuentan con suficiente tiempo para monitorear cuidadosamente el progreso de los pacientes dados de alta.
La OMS reconoció hace unos días que no todos los enfermos desarrollarán inmunidad ante el patógeno y la ciencia todavía desconoce si el virus puede permanecer latente en el cuerpo durante años para reactivarse después.
La reseña aclara que ya hay virus que se comportan de esa manera, como el de la varicela, que puede permanecer silencioso por años y repentinamente desencadenar el herpes zóster. O el virus de hepatitis B, que con los años puede desarrollar cáncer de hígado. O el ébola, que al instalarse en los ojos de algunos enfermos, puede causar ceguera o discapacidad visual.
En el caso del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) o del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS), parientes del nuevo coronavirus, algunos enfermos presentaron insuficiencia pulmonar luego de tres años y fibrosis causada por la cicatrización del tejido pulmonar.
“Creo que habrá secuelas a largo plazo”, dijo al LAT el cardiólogo de Yale, Joseph Brennan. “No lo sé de verdad, pero esta enfermedad es muy abrumadora“.
Vía | Diario NY