Santo Domingo – Limpiavidrios, limpiabotas, vendedores de dulces, mecánicos, o simplemente pedidores en las calles. Es el diario vivir de muchos niños y adolescentes en el país y en el mundo. El trabajo infantil es tan común, que ante los ojos de muchos es «normal».
Esto sin contar los que se crían y trabajan en el campo junto a su familia, que son labradores de la tierra en vez de estudiantes, o ganaderos en lugar de simplemente niños.
No importan en qué calles o avenidas de la República Dominicana te muevas, sectores de clase alta, media o baja. En todos ellos es posible visualizar a menores “trabajando” para sobrevivir o ayudar a su familia a hacerlo.
El trabajo infantil (menores de 14 años), se encuentra prohibido por el Código de Trabajo de la República Dominicana en su artículo 244, exceptuando aquellas labores que van en favor de la enseñanza, el arte y las ciencias autorizadas por el Ministerio de Trabajo.
Estas prohibiciones aplican tanto para niños como para niñas.
El último registro de datos sobre el trabajo infantil en la República Dominicana es de la encuesta ENHOGAR MICS 2014. En ese año, la cifra de trabajo infantil era de 12.8 % de la población de entre 5 y 17 años.
Es bien sabido que el tiempo, más la pandemia del Covid-19 que sorprendió al mundo, aumentó este porcentaje.
La crisis económica, agudizada con una notable reducción de empleo que al día de hoy el mundo aún trata de recuperar, afectó a muchas familias vulnerables que se vieron en la necesidad de enviar a sus hijos a trabajar.
Para el 2021, la cantidad de niños que trabajaban se elevó a 160 millones en todo el mundo, según Unicef.
Esto, tras un aumento de 8,4 millones en cuatro años. Varios millones de niños más se encuentran en situación de riesgo debido a los efectos del Covid-19, según se desprende de los resultados del informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF en 2021.
Info – El Caribe